Palabras del 20 de julio en la Casa Natal de Santander

Palabras del Licenciado José Ernesto Becerra Golindano, Presidente de la Academia de Historia del Táchira, en el Acto Conmemorativo del Bicentenario del Grito de Independencia de Santa Fe, en la Casa Natal del General Francisco de Paula Santander, Villa del Rosario, el 20 de julio de 2010

Agradezco en primer lugar la fraterna invitación de la Academia de Historia de Norte de Santander, enviada a la Academia de Historia del Táchira, la cual hace posible nuestra presencia en la Conmemoración del Bicentenario del Grito de Independencia de Colombia.
En segundo lugar presento nuestro agradecimiento por las atenciones que estamos recibiendo y por brindarnos la ocasión de tomar la palabra. Ya en ocasiones anteriores ocuparon esta honrosa tribuna mis predecesores en la Presidencia de la Academia de Historia del Táchira, los Doctores José Pascual Mora y Roberto Esteban Avendaño. No nos sentimos extraños en esta casa.
La familia del General Francisco de Paula Santander tiene importantes nexos con zonas hoy venezolanas. Los estudios de Don Luis Eduardo Pacheco Melgarejo, uno de los fundadores del Centro de Historia de Norte De Santander, y baluarte de la segunda etapa del Centro de Historia del Táchira, durante su época de residencia en Cúcuta, encontró antepasados del Hombre de las Leyes hace mas de 400 años en Táriba, en sucesos sorprendentes relacionados con la milagrosa Renovación de la imagen de Nuestra Señora de la Co
nsolación. Reitero entonces, por razones del pasado y del presente, que no nos sentimos extraños aquí, donde tantas manifestaciones de aprecio nos han obsequiado los Académicos y las Autoridades de Norte de Santander.
Hace 200 años situaciones similares se presentaban en diferentes zonas de la América Española. Con las diferencias de cada caso, los americanos, quienes venían manifes
tando su descontento desde hacía lustros, encuentran su momento a raíz de los sucesos en Europa. 1810 es el año en que se inician los procesos emancipadores cual reacción en cadena, casi simultáneamente en varias ciudades del subcontinente.
Hoy, cuando se recuerdan los hechos históricos ocurridos en Santa Fe, les decimos con un inmenso sentimiento de solidaridad binacional: Felicitaciones Colombia!. Y así como en aquellos y otros tiempos, los protagonistas de la historia y la gente del común, pasaban y repasaban las líneas que separan los países pero acercan a los pueblos, hemos pasado hoy esa línea fronteriza que está en los mapas pero que nunca hemos visto en nuestros desplazamientos, para evidenciar con nuestra presencia estas impresiones.
En el paralelo proceso de nuestros países hace dos siglos, los líderes de la Libertad entendían que la Independencia de Colombia estaría en riesgo sin la de Venezuela, y que no era segura la de Venezuela sin la de Colombia. Esa visión conduce a la creación de lo que hoy llamamos la Gran Colombia, y aunque hoy son países diferentes, sobreviven l
os lazos humanos, geográficos, económicos, culturales, históricos y muchos otros, que crean una realidad similar a la de los vecinos y parientes.
Esta Cofraternidad Colombo Venezolana tiene actualmente su expresión más importante en la histórica relación entre Norte de Santander y el Táchira. El Departamento de Norte de Santander, que muy recientemente estuvo de fiesta por su Centenario, y al cual también felicitamos por tan especial aniversario, tiene en gran parte de su territorio en declive geográfico hacia el Río Táchira, y nuestro Estado presenta su propio descenso orográfico hacia el río fronterizo. Ambos relieves desaparecen y se vuelven uno solo en el rio que viene desde la Hoyada de la Laguna en el Páramo del Tamá. Los elementos futuros de nuestras patrias chicas fueron recientemente analizados en el estupendo Diplomado de la Urbe que se realizó en Cúcuta, allí se confirmó que nuestro porvenir será mejor si estamos integrados.
Con estas premisas entonces, los sucesos de hace doscientos años, y la Cofraternidad de nuestros pueblos, nos permitimos sumarnos a sus festejos, y recordar con honor a quienes con habilidad y valentía condujeron la historia que hoy recordamos, los de la Junta de Notables, el simbólico episodio del Florero de Llorente, y el establecimiento de la Junta Suprema de Gobierno. Es ocasión de hacer referencia al Himno de Colombia cuando
canta con toda propiedad: “ Oh Júbilo Inmortal!”, pues estos episodios serán recordados por las generaciones futuras . Y así como vinimos hoy, estaremos con ustedes, siempre que la Providencia lo permita, y vendremos a celebrar las próximas conmemoraciones bicentenarias, y desde ya les anunciamos que los esperamos en San Cristóbal para las que tendremos allá.
Gracias queridos hermanos colombianos, gracias queridos hermanos de Norte de Santander.