Discurso en Michelena 8/02/2012



Palabras del Licenciado José Ernesto Becerra Golindano en la conmemoración de los 200 años del natalicio del Pbro. Dr. José Amando Pérez Arellano, Fundador de Michelena, el 8 de febrero de 2012.

He sido convocado por la autoridad municipal de Michelena para intervenir en este acto de tan particular relevancia, y estoy aquí porque jamás podré negarme al requerimiento de la bella y amable tierra de mis antepasados. Agradezco muy efusivamente, Señor Alcalde, el honor de encargarme esta tarea.


Permítanme compartir unos recuerdos.

Mi niñez y adolescencia en San Cristóbal y Barquisimeto se veía gratamente interrumpida por las vacaciones de diciembre, de Semana Santa y de agosto que mi padre José Becerra Pérez prefería que pasáramos en su tierra, en la casa donde él había nacido, primero abrigados mi hermano Gonzalo Enrique y yo con la inmensa bondad de la abuela Doña Amalia Pérez de Becerra, y luego con el cálido afecto de la tía Carmen Teresa Becerra Pérez, organizando de todo, actividades de la legión de María, de la Fiesta de San Isidro o los encuentros de la familia, desde su tiendita, la “canastilla”. Nostalgia de los juegos interminables con los nietos de Don Julio Casanova y Doña Adriana, sorbos furtivos al “quemao” de Mima, mas juegos y alguna cabalgata en la casa y establos del General Régulo Pacheco Vivas, escapadas no autorizadas a la Cruz de la Misión, las películas en el cine aquí cerquita, y las compras de golosinas en la Bodega de Doña Hipólita, las imágenes se aceleran pasando rápidamente las caras de los amigos, los Mora, los Gandica, los Ramírez, la Oficina de Correos de Doña Rebeca, la casa de Rita, la “puya”, denominación coloquial de la moneda de 5 céntimos que siempre nos regalaba para caramelos el Tío Teodoro extrayéndolas con particular gesto de su relojera, el especial Padre Medina formidable en la iglesia y extrovertido en las conversaciones caseras. Las voluminosas quemas de pólvora que hacía nuestro tío, el Dr. Ernesto Becerra. Las visitas al Padre Manuel García, un santo, en Lobatera, y las excursiones a las panaderías de Colón que permitían las meriendas de pan dulce, queso blanco y aguamiel. Y para finalizar tan larga remembranza, las tristes subidas al calvario, para acompañar en su último viaje a los parientes y amigos, o al menos para hacerle un cariñito a las tumbas. Por cierto, allí en la capilla del cementerio volvía a descubrir en cada viaje la tumba del Padre Amando, con un agradecimiento a nombre del Táchira, y la de su sobrino nieto, el Padre José Lucio Becerra Pérez.

Y quien era ese Presbítero y Doctor que se había hecho merecedor a una lápida, donde todo un estado expresaba un agradecimiento a la vez sencillo y grande?

Hoy se cumplen 200 años de su nacimiento en la aldea La Urubeca. Los restos de su casa se podían observar hasta aquel extraordinario suceso conocido como la Tromba de El Cobre en los años 40s. La descarga de agua fue tan importante que no solo destruyó las paredes que sobrevivían, sino que cambió en algunos metros el curso de la quebrada que da nombre al lugar. En estos tiempos se alcanzaba a observar la hilera de rocas que servían de base a un canal que conducía el agua para mover la rueda de paletas del molino de trigo. Esto nos indica una de las principales actividades de la familia Pérez Arellano, el cultivo de trigo.

Trabajos de Lucas Guillermo Castillo Lara y los del recordado pariente Gervasio Contreras, entre otros, nos señalan que el jefe de la casa era Juan Evangelista Pérez Mora y su esposa era Gregoriana Arellano Ramírez. Don Juan Evangelista había nacido en 1775, en La Grita, y a los 36 años se casó con Gregoriana, algunos la llaman María Gregoria, quien tenía 30 años y había nacido en Lobatera. El matrimonio se efectuó el 21 de febrero de 1811, casi un año después nace José Amando.


Los hermanos del fundador de Michelena fueron 4. José Antonio, casado con Gregoria Rosales, padres de 15 hijos, José Narciso, casado con Bárbara Bustamante, padres de 8 hijos, Ambrosia, casada con Francisco Escalante, padres de Ramona Escalante Pérez y cuyo rastro se ha perdido, y el Pbro. Juan Isidro, nacido en 1823.

Todo parece indicar que Don Juan Evangelista, hijo de Lorenzo Ignacio Pérez y María de reyes Mónica Mora, era arriero, esto significa que poseía un grupo importante de mulas y suficientes ayudantes para ofrecer sus servicios de transporte de carga para sacar los productos de las fincas y traer las cosas que compraban. Una ruta muy importante en el Táchira venía de la zona de El Zumbador hacia Lobatera y continuaba hacia Cúcuta, el arriero pernoctaría en Lobatera por ser un alto en el camino. Por su parte, Doña Gregoriana, era hija de Juan Ignacio Arellano y María Mónica Ramírez quienes tenían posada o casa de alojamiento en Lobatera. Es posible deducir que el arriero de 36 y la hija del posadero con 30 se enamoraran y se casaran. Él vivirá hasta 1853, morirá en Michelena a los 78 años y ella morirá en 1859, también de 78 años.

La familia Pérez Arellano sería como muchas de finales del siglo 17 e inicios del 18, una familia trabajadora con esporádicas visitas a la ciudad, pero su genealogía, en la medida que avanzan las investigaciones históricas, depara no pocas sorpresas remontándose a La Grita, Bailadores y Pregonero. Es así que por la familia Arellano se establece el parentesco con el Pbro. Ezequiel Arellano Acevedo, de Bailadores, fallecido en 1916, quien fuese un sacerdote eminente, y por esa misma rama familiar las conexiones con Monseñor Antonio Arellano Durán, Obispo venezolano nacido entre Colón y Michelena, con el Pbro. Azael Arellano Belandria de Pregonero y más reciente en el tiempo con Mons. Nelson Arellano Roa, imagen de Diario Católico durante muchos años.

Sin vacilaciones hay que catalogar como familia levítica a la del fundador de Michelena. Su propio hermano es el Pbro. Br. Juan Isidro Pérez Arellano, quien ejerciera por muchos años en la Parroquia de El Cobre adonde acudía gente de todo el Táchira a confesarse con él por su fama de bondad y santidad. Al fallecer su hermano mayor en 1875 atenderá la Parroquia de Michelena prácticamente hasta su muerte en 1904. En 1869 nace su sobrino nieto, el Pbro. José Lucio Becerra Pérez, alumno de Mons. Jáuregui en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, en La Grita, en cuyas aulas compartirá estudios y sueños con una generación no superada en el Táchira. De allí salieron eximios sacerdotes, eminentes intelectuales, grandes militares, médicos, abogados y hombres de empresa. El Padre Lucio tuvo que estudiar parte de su formación religiosa en un seminario construido por Monseñor Jáuregui en Curazao ante el cierre del Colegio en La Grita, después ejercerá su labor sacerdotal en el estado Trujillo a fines del siglo 19 y luego, iniciando el siglo 20, es trasladado al Táchira y finalmente a Michelena hasta su retiro por razones de edad, cuando entrega la Parroquia de San Juan Nepomuceno a su joven ayudante, el entonces Presbítero Raúl Méndez Moncada.

Muy interesante es la relación de parentesco y contemporaneidad con el Dr. Pedro Juan Arellano, quien fue Rector de la Universidad de los Andes de 1858 a 1862, y también llegó a ser Diputado, Senador y Gobernador del Estado Mérida. Este destacado político y académico era primo hermano de la madre del fundador de Michelena, y había nacido en 1812 en Bailadores, sobrevivirá por 17 años al Padre Amando y muere en Mérida en 1892, a los 80 años.

Esta familia también ofreció importantes militares a nuestro país como el General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, cuya semblanza es conocida ampliamente en su ciudad natal, su hermano Juan que llegó al grado de Coronel y fue Gobernador del Táchira, y su tío el Coronel Leoncio Pérez Bustamante. Otro que se destaca es el Coronel José Eulogio Becerra Pérez, quien por dos veces dirigió la Escuela Militar, hoy Academia, de Venezuela, además en los años cuarenta dirigió la Línea Aeropostal Venezolana y en los 50 fue senador por el Táchira, así como su hermano el Mayor Pánfilo Becerra Pérez que ejerció la Alcaldía de San Cristóbal al inicio de la década de los 50s. Recordamos también al General Régulo Pacheco Vivas, quien ocupara altos cargos en el Ministerio de la Defensa en la década del 60 y ejerciera como Director de la Academia Militar de Venezuela en los 50s, y al Comandante Hildemán Sandoval Becerra, edecán del General Gómez y miembro del gabinete del ejecutivo del estado Táchira también en los años en los 50s.

En las letras la familia del Padre Amando cuenta con los aportes del Br. Medardo Vivas Pérez, cuya actividad literaria se destacó en San Cristóbal y Mérida, o mas recientemente las publicaciones del Coronel y Abogado Gervasio Contreras Sánchez y los trabajos del poeta Ruben Darío Becerra Roa. En la docencia se destacaron Ana Josefa Rosales Pérez y Aracelis Sandoval Becerra

Esta rápida mirada a los familiares destacados de la familia del fundador de Michelena, emparentados por incontables ramas con muchos de los aquí presentes y con prácticamente todas las familias ancestrales del Corazón del Táchira, son a la vez patrimonio y estímulo para las nuevas generaciones. Michelena es creada por el Padre José Amando, algunos familiares y otros vecinos de Lobatera. Llegaron damnificados por un terremoto, secando aún las lágrimas por la muerte de familiares y amigos, golpeados por una tragedia que los dejó sin casa y sin bienes, sin embargo, la suma de aciertos para establecerse en esta sabana pone en evidencia la capacidad del tachirense, lo que empezamos llamando Tachiranidad hace algunos lustros para explicar como somos, y que los postulados del Dr. Pascual Mora García, eminente historiador y filósofo quien es profesor en la ULA Táchira, llama ahora “Tachiraneidad” y que no es otra cosa que las características que hacen a los tachirenses tan especiales. Su voluntad para el trabajo, para domar la tierra, el respeto por sus semejantes y las instituciones, la inclinación al estudio y la cultura, la eficiencia en el poder y en el ejercicio de la autoridad, su habilidad para crear lo que necesita y resolver los problemas, su devoción religiosa, el gusto por la música y las fiestas, su solidaridad, su grandeza de alma y de corazón, son herramientas presentes desde el nacimiento de Michelena. Esta manera de ser, era la del Padre José Amando Pérez Arellano y los pioneros que lo acompañaron después del terremoto de 1849. Esa manera de ser produjo hombres y acciones que han hecho a lo largo de siglo y medio esta ciudad, en la que late con fuerza y con orgullo la manera de ser de los hombres de la tierra. Esta Tachiraneidad está aquí entre nosotros, ese es el combustible, la gasolina para el progreso de Michelena, una población hecha de la nada.

La vida del Fundador, es admirablemente relatada por Lucas Guillermo Castillo Lara, en la biografía de El Sembrador y su sueño. No había riqueza en la casa de los Pérez Arellano en La Urubeca, pero con el mayor empeño los padres dieron la mejor educación posible a aquel muchacho nacido y criado en los tiempos de la guerra de independencia. No fue fácil para él avanzar en su vocación religiosa, logró sostenerse en Mérida y terminar sus estudios, pero tuvo que ir a ordenarse a Pamplona pues no había Obispo en Mérida en esos días. Y con pocos años de ordenado, con la satisfacción de haber sido designado Párroco de su Lobatera, tiene que enfrentar la destrucción de la ciudad, el desplome de la iglesia que regentaba, pero tuvo el espíritu de venir por aquellos caminos reales de la época a fundar, a crear, a hacer a Michelena, empresa y reto a los que dedicaría los veintiséis años que vivió después del terremoto.

Michelena tiene en su haber el testimonio de vida de su fundador, Michelena tiene el legado de progreso que le dejó su fundador, Michelena, llegando a los 163 años de historia que iniciara el Padre José Amando puede mirar su futuro con optimismo porque su creación fue un acierto que todavía tiene mucho que dar.

Hoy y aquí, en el centro del emprendimiento del Padre Amando, en el lugar donde con sus manos ayudó a edificar la primera capilla y levantar las primeras casas, donde trazó las primeras de las bellas y anchas calles, cerca del busto con que se honra su memoria, rendimos homenaje al Presbítero Doctor José Amando Pérez Arellano, fundador de Michelena, un tachirense grande entre los grandes.

Muchas Gracias.